miércoles, marzo 26, 2014

FUNDACIÓN BAHÍA DE PORTOBELO, PANAMÁ

Utila ha sido una maravilla pero es hora de seguir mi camino. Me pongo en contacto con Aurora, una de las fundadoras de la Fundación Bahía de Portobelo que organiza diversas actividades para los niños de la zona.

                                             Portobelo
Desde que emprendí este viaje, no se por qué pero tenía muchas ganas de visitar Panamá, de algún modo sabía que me iba a encantar, y así ha sido.

Aurora me explica que tendría que llegar a Portobelo antes del 15 de Marzo porque hay un festival del Congo, para ser mas exactos es el Festival de la Pollera. Los habitantes de Portobelo provienen de esclavos o mejor dicho esclavizados venidos de África como les gusta definirlo aquí, porque ellos eran hombres libres que fueron obligados a ser esclavos. Por alguna razón el Congo fue más popularizado y se ha generado en el pueblo una corriente artística muy interesante que plasma su cultura. Aurora me dice que no me lo puedo perder y le hago caso.
                       
Mi intención era viajar hasta Panamá en autobús porque es el medio más barato, pero se tardan tres días en llegar. De Utila tendría que coger un barco a La Ceiba, luego en autobús hasta San Pedro Sula y dormir una noche allí. Coger un autobús al día siguiente hasta Managua, Nicaragua y dormir otra noche en la ciudad. Al día siguiente coger otro hasta San José, Costa Rica y de nuevo hacer noche, para el día siguiente coger el que te lleva a Panamá.
En fin, que a parte de un coñazo de viaje, no me quería perder el festival, así que decido tirar la casa por la ventana e ir en avión.

Al llegar al aeropuerto me dicen que si quiero volar a Panamá tengo que comprar un billete de salida del país, cosa que no había hecho. Si no quiero perder el vuelo tengo que comprarlo ahí mismo y rápido. Yo intento explicarle al de la compañía que me es imposible pagar en ese momento, que necesito más tiempo para buscar ofertas, que no tengo "plata". No hay nada que hacer, así que tiro de mi visa para comprar ya mi billete a cuba y regreso a Nueva York. La visa empieza a echar humo quemando las manos del cobrador de la compañía de vuelo ¡Qué dolor!... Ya se lo dije yo, señor, ya se lo dije...

Llego de noche a Portobelo pero la bahía ya me enamora. Para llegar a la casa de Aurora, convertida en Hotel, tenemos que cruzar en barca. Todo está en calma, la noche estrellada, la bahía como un espejo donde se refleja la luna que nos indica el camino a seguir, no puedo ser más feliz en ese momento. Se que voy a estar a gusto aquí.

En Portobelo pasaré unos 10 días conociendo el pueblecito que se trata de una calle principal y alguna que otra callejuela. Todo el mundo se conoce. En Portobelo la gente parece algo tímida, pero solo he de nombrar a Lourdes, una española ya convertida en panameña que vino a trabajar en la fundación hace dos años, para que la gente se abra y me mire con otros ojos. Me encanta. Como siempre vuelvo a mi niñez, en el fondo creo que es lo que me gusta, que me conozcan en la panadería, en el ultramarinos, caminar por las calles y que te saluden al cruzar, que todo esté a 5 minutos...

                    Artesano de Portobelo
Portobelo tiene una historia muy interesante, fue descubierta por Cristobal Colón en su cuarto viaje e impresionado por su belleza le dio el nombre de "Porto Bello". Portobelo fue cobijo de piratas como Francis Drake quien murió aquí, dicen que sus restos están hundidos en el fondo de la bahía junto a un gran tesoro. 

Me presentan a Rui, un portugues que vino hace unos años también para trabajar en la fundación. Él es el que dirige la "Escuelita de Música", unas casitas donde todos los niños de Portobelo pueden ir a aprender a tocar cualquier instrumento gratis. Vienen profesores voluntarios a impartir clases y he de decir que han creado un grupo estupendo de niños, la labor de la fundación es increíble porque les han sacado de las calles, les han mostrado un nuevo medio para expresarse, la música, les han inculcado responsabilidad, compromiso con el grupo y sobre todo, una de las premisas de la escuelita, es que haya un respeto entre todos, que sea un grupo consolidado, que se ayuden entre sí, porque si no lo hacen ellos, difícilmente lo harán otros.


Lourdes y Rui son las personas con las que trabajaré estos días. Rápidamente cuando se enteran de a qué he venido se lanzan como víboras a aprovechar mis servicios. Son dos personas con grandes ideas, con muchas ganas de trabajar, de generar proyectos, tanto es así que a medida que hablo con ellos van surgiendo más y más ideas de vídeos que podríamos grabar. Así que lo que se suponía iban a ser diez días relajados se tornó en diez días de actividad, pero a mi no me importa, es más, me inspira cada idea que tienen, a eso he venido y ya va siendo hora de que trabaje un poquito después de las increíbles vacaciones en Utila. Lo único malo es que me van a faltar días para hacer todo lo que pretendemos.... ¡va a ser que tendré que volver a Bahía de Portobelo!...

                      Antonio en pleno rodaje
La fundación a parte de la escuelita de música, tiene una galería de arte que dirige Lourdes, La Casa Congo. En ella se exponen obras locales de diferentes artistas de la zona. Todo el dinero recaudado es para la fundación y para reinvertirlo en nuevos proyectos y a la vez ayudar a los artistas a obtener algunos ingresos. A parte la fundación tiene dos hotelitos muy monos que dan a la bahía y un restaurante, al igual que la galería, el dienero es para la fundación y con ello ayudar a la comunidad. Una curiosidad es que todos los muebles y objetos de decoración están hechos por artesanos de Portobelo. En el hotel de Aurora hay una serrería donde éstos trabajan tanto para los hotelitos como para la galería. 

                                                                                                        Alexis

También se imparten talleres de arte, ayudas a artistas de Portobelo, clases de inglés, se organizan excursiones a la ciudad de Panamá donde los niños pueden asistir a diferentes conciertos, también se imparten clases de baile típicos Congo, de canto y montajes de espectáculos donde los niños de la escuela tocan en frente de todo el pueblo.






La fundación está muy involucrada en las actividades del pueblo, de echo es una de las organizadoras del festival de la Pollera, un espectáculo sin igual donde todo el pueblo se viste con los trajes típicos congo, se sube en barcas y desfila por la bahía.

                              


Una de las actividades que hicimos que más me gustó fue grabar varios videoclips para la escuelita de música. Al principio era yo la que dirigía todo el cotarro. Nos prestaron dos cámaras más, así que con la mía ya teníamos tres. Yo tenía que montarlas  y organizar a los chavales, pero vi el cielo abierto cuando un par de niños que no tenían que tocar se apelotonaron curiosos frente a ellas, así que rápidamente les nombré mis ayudantes. Al final ya eran ellos prácticamente los que dirigían, les dejaba elegir encuadre, dar alguna dirección a los músicos y también, ¡cómo no!, portear el equipo, así que yo feliz. Quiero nombrar a mis dos ayudantes quienes se portaron como unos campeones y mostraron tanto interés en aprender mi oficio, Antonio y Alexis.

Al final del día fuimos a playa Huertas a rodar un videoclip de danza "Zaracundé" con trajes típicos Congo. ¡Impresionante!

                            Jorge en el rodaje del corto
         
El último día y ya con las prisas rodamos un pequeño cortometraje con un niño muy talentoso de la escuelita, Jorge. Todo lo que hace Jorge, lo hace bien, tocar la percusión, la trompeta, bailar, cantar y ahora en su nueva faceta como actor he de decir que hacía las tomas a la primera, cualquier dirección que le daba la hacía perfecta. No se como saldrá el corto, pero grabamos unas imágenes de un Portobelo precioso pero a la vez real, tal y como quería Rui, porque no se trata solo de enseñar lo bonito, sino también de enseñar la cruda realidad.


Llevo ya tiempo, bastante, con una idea en la cabeza y cuando las ideas me rondan durante mucho tiempo, al final, hasta que no las llevo a cabo no paro. Quiero comprarme un Saxofón. Seguro que más de uno está sonriendo. - Sí, una de sus nuevas locuras, ahora Violeta, Saxofonista... Pues no, pero es cierto que me ha gustado desde siempre, nunca lo he tocado, pero me encanta el instrumento, y en Utila, Xochitl, una amiga que me hizo una sesión de Reiki que me alivió mi lumbago me comentó que debería tocar un instrumento, el que quisiera, simplemente para ayudarme a liberar tensiones. ¿Y por qué no un saxofón?... Pues Valdés, uno de los profesores voluntarios de la fundación me dio una clase intensiva y me encantó, así que no os extrañéis si aparezco con uno bajo el brazo este verano. Nada mas regresar a Nueva York, pienso hablar con mi músico favorito para que me asesore, Zé Luis, gran saxofonista y compositor de la banda sonora de Color Thief.

           Con Rui y los chicos volviendo de rodar


Finalizan mis días en Portobelo. Con Rui charlamos sobre la posibilidad de realizar algún taller de cine-video para los chavales, no me cierro a ninguna posibilidad, la verdad es que la idea de regresar me tienta y trabajar con los chavales más aún... Ya veremos donde me lleva el viento.

Por el momento decido apuntarme a un viaje a las Islas de San Blas con Lourdes, Beatriz, la secretaria de Aurora y Carmen, una cocinera con alma de artista. 


Porque a ninguna nos gustan las cosas fáciles decidimos marchar a lo Robinson Crusoe, una aventura que seguro puede dar para una gran novela.

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